Susana Pacheco Tirado: “Todo lo que escribo tiene que ver con la memoria”
Diario El Día, 15 octubre 2014
Profesora, titulada en la Escuela Normal de La Serena fue miembro del coro que dirigía Jorge Peña-Hen y maestra en escuelas de Ovalle, Sewell y Rancagua.
Con cuatro publicaciones a su haber, Susana Pacheco Tirado, es ya una investigadora y escritora avezada. Profesora de educación primaria, titulada en la Escuela Normal de La Serena y Licenciada en Educación por la Pontificia Universidad Católica de Chile, fue miembro del coro que dirigía Jorge Peña-Hen y maestra en escuelas de Ovalle, Sewell y Rancagua. Madre de cuatro hijas, ya adultas, esposa de minero –el ingeniero Carlos Tolmo- ella se mantiene activa en el desarrollo de su obra intelectual.
Aunque no eres serenense de nacimiento, has vivido parte importante de tu vida en esta ciudad, en la que te titulaste de maestra, has formado tu familia, te has realizado como escritora. ¿Qué es para ti ser serenense? ¿Cuán identificada te sientes con la ciudad del cronista Manuel Concha o de Jorge Peña Hen?
“En realidad me siento ovallina en mi corazón, pero como he vivido tanto en La Serena ya soy parte de la ciudad. Viví aquí la etapa más tierna de mi vida, cuando ingresé a la Escuela Normal, de los 13 a los 19 años, en que uno está más frágil, más vulnerable. Crecí en el Internado, algo difícil de explicar y que la gente entienda, especialmente los más jóvenes. La Serena para mí es maravillosa, porque donde uno vaya es hermosa. Y lamento que algunos barrios se vayan perdiendo. Me gusta mucho salir a caminar al centro los domingos por la tarde porque La Serena no ha cambiado en ese sentido. Antes, cuando salíamos del Internado, por obligación íbamos a recorrer las calles que estaban siempre absolutamente vacías. Y ahora, en el paseo dominical, el centro y algunos barrios típicos permanecen igual”.
Te has destacado como una escritora de ensayos, es decir, alguien que debe trabajar mucho, investigando, para publicar luego el resultado de esa búsqueda. ¿Por qué investigar?, ¿cómo nace esta vertiente en tu vida profesional?
«Todo lo que escribo tiene que ver con recordar, tiene que ver con la memoria. No hay que olvidar que tenemos un ritmo en la vida: pasado, presente y futuro. Los que estamos hoy tenemos que recuperar el pasado para transmitirlo al futuro. Encuentro maravilloso descubrir cómo fue antes y dejar testimonio y me preocupo de que sea de primera fuente. Por ejemplo para el libro ganador del Premio Manuel Concha, que recién corregí por última vez, me alegra mucho haber entrevistado a un músico de la banda del Regimiento (Coquimbo, ex Arica) que se llamaba Alejandro Sabando. Lo conocí cuando yo cantaba en el coro de Jorge Peña-Hen y él tocaba en la Orquesta Sinfónica de la Sociedad Bach, yo me sentaba detrás de él y entonces conversábamos mucho. Un día me encontré con él en la calle y lo invité a mi casa y se fue dando la conversación y yo la grabé. Y eso fue como una joya que me quedó y me dije: «esto tiene que ir en alguna publicación”. Esta es la importancia que tiene el recordar y el recuperar testimonios».
Cuando tú estudiaste, no lo hiciste para investigar, ¿cómo se inculcó en ti tu espíritu investigador?
«Yo estudié para ser Profesora de educación primaria (en la Escuela Normal de La Serena), pero después me fui -desde Rancagua- a la Universidad Católica en Santiago y obtuve el Grado de Licenciada en Educación. Ahí tuve un profesor maravilloso que nos enseñó metodología de la investigación, el señor Jorge Sepúlveda. Por circunstancias específicas tuve que hacer sola mi trabajo final, aunque podíamos hacerlo en grupos, y fue una suerte para mí porque aprendí mucho con él».
¿Qué tan importante es para ti publicar? Hay quienes mueven todas las presiones posibles para acceder a recursos públicos, otros gastan sus ahorros para ver su nombre impreso en un libro. ¿Cuál es tu relación con la publicación?
«Lo que a mí pesa, con la edad que tengo, es que me digo que tengo que publicar este libro que tanto me ha costado escribir porque si pasa más tiempo quizás no lo vaya a ver. Y he tenido suerte porque he venido publicando en la medida en que he venido escribiendo. Mi primer libro, «Escuela Normal de La Serena. Testimonios de una vocación» (2007) es el único que pagamos de nuestro bolsillo, con un préstamo del banco. Los demás han sido publicados gracias a concursos».
-Tus tres primeros libros se refieren a la educación. Al investigar y escribir y en tus presentaciones has sido testigo de la nostalgia de muchas personas respecto de la época de las escuelas normales. ¿Por qué tanta nostalgia? ¿Qué se ha perdido?
«La tarea de la educación es formar sociedades humanas mejores, más armoniosas, cordiales, y para cumplir este rol se formaron las Escuelas Normales. Se ha perdido el objetivo de la educación, ahora es vista solo como entrega de conocimientos, pero si tú aprietas una tecla el conocimiento está en internet. La educación es más que eso, es formar personas integrales. A los normalistas nos formaron como modelos y cuando fuimos a trabajar al campo cumplíamos muchas misiones, en primer lugar llevar conocimiento, ser amiga de la apoderada, consejera, etc. Esto nunca más va a volver a pasar en Chile, pero ¿por qué olvidarlo? Nosotros en la zonas rurales alfabetizamos adultos porque en esa época había mucho analfabetismo y acá en la Normal creamos un centro de alfabetización al que llegaban los soldados del regimiento, venían todo el año y al final se llevaban su certificado de estudios.
No es que haya nostalgia, sino que se trata de dejar el testimonio, es decir «Esto es lo que pasó» porque no hay nada más terrible que el olvido. Como dijo el poeta Humberto Akabal: «De vez en cuando camino al revés:/ es mi modo de recordar, si caminara solo hacia adelante,/ te podría contar/ cómo es el olvido”.
-Entiendo que te casaste muy joven, y en pocos años completaste tu familia, con tu esposo y cuatro hijas, hoy todas adultas. Madre y esposa de minero, ¿no era suficiente ocupación? ¿Te quedaba tiempo libre o eres del tipo de persona que hace que el día tenga más de 24 horas?
Sí, siempre fui así, muy inquieta, nunca paraba. Ahora me admiro de la vitalidad que tenía y de las cosas que hice, porque además siempre estaba estudiando. Cuando egresé era profesora común, pero después me especialicé en música y había que estudiar partituras para piano y después para guitarra -encontré que era más fácil ir con la guitarra a la escuela…- y practicar los repertorios que uno iba a ocupar después. Recuerdo que cuando vivía en Rancagua organizamos conciertos entre la Orquesta de niños de La Serena y un coro en la escuela en que trabajaba en Rancagua y otro coro comunal en Coltauco. En 1982, llegó la delegación a Rancagua y dimos dos conciertos maravillosos, algunos ex alumnos todavía se recuerdan de esa experiencia.
Hace algunos años un hijo con discapacidad era prácticamente ocultado de la sociedad y se criaba encerrado en su casa. Esto –felizmente- ha cambiado. Tú tienes una hija con Síndrome de Down. ¿Cómo han vivido tú y tu familia esta experiencia?
«Paulina es mi cuarta hija. Cuando ella nació fue como un volcán que llegó a la casa y nos asustamos mucho, me consideraba incapaz de criarla. Luego del parto, el doctor me dijo, -nunca voy a olvidar que él no me miró, me habló vuelto hacia una ventana, recuerdo su pelo largo y crespo lo que me hace pensar que era joven-, mire señora, usted tuvo una hija con síndrome de Down, pero nació con una hipotonía muy grande por lo que nunca podrá sentarse, caminar y probablemente haya que alimentarla con sonda. Con esa presentación pensé que no sería capaz, pero ésta fue una lección en mi vida: Nunca hay que quedarse con lo que le dicen, uno tiene que seguir luchando, pase lo que pase hay que seguir adelante. Hace 33 años todo era distinto, las escuelas no la recibían y había que buscar escuelas especiales. Y hoy Paulina camina normalmente, le gusta mucho escuchar música, es feliz. Con mi marido fuimos a Philadelphia (EE.UU.) a tomar clases para ayudarla, él se especializó en la parte física y yo en la parte visual, lo cognitivo, la lectura y le agregué lo auditivo. Me fui a otro centro, en México, donde me dieron material. Creé una forma de comunicación con Paulina, ella habla muy poco. La hacía oír breves trozos de la Pequeña serenata nocturna y le mostraba un cartel que decía Mozart -tantas veces como me fuera posible en el día-, pero no tenía cómo saber si la niña aprendía o no. Pasó el tiempo hasta que un día en un supermercado estaban tocando una versión de la Pequeña serenata -la de Waldo de los Ríos- y ella paró un dedo y dijo: «Mozart». Sentí deseos de salir a la calle a gritar de alegría. Después seguimos oyendo a otros autores como a Vivaldi, Heitor Villalobos, Strauss, y después se quedó mucho tiempo con Illapu, y a Mercedes Sosa. Con esta experiencia abrí un centro en Rancagua y atendí a varios niños con este mismo sistema, fue muy bonito pero después me cansé porque parece que eso no era lo mío, lo mío era escribir».
Durante algunos años has participado en distintas agrupaciones, además de lo relativo a las ex normalistas. ¿La participación en agrupaciones literarias locales ayuda a ser escritor o a publicar? ¿Vale la pena?
«La agrupación que encuentro que me ha ayudado bastante es la Sociedad Patrimonial Pedro Pablo Muñoz porque es un grupo de personas que estudian y cuando se proponen un tema como fue el Sitio de La Serena es bonito, a mí me gusta trabajar colectivamente, repartir los temas y después discutirlos y preguntarse, me gusta el trabajo en equipo».
¿Cuál es tu sueño de investigadora local? ¿Qué más requiere de una investigación?
«Lo que tengo en mente y ojala lo alcance a hacer es mostrar a Jorge Peña-Hen pero desde la perspectiva del maestro que fue. Me molesta cuando lo he visto pintado en las murallas, como si hubiese sido alguien violento. Él era una persona de mucha dulzura; yo lo conocí, fue mi profesor. Cuando él llegó al Internado es como si hubiese entrado un aire fresco. Por eso creo que es una deuda que tenemos quienes lo conocimos en ese ámbito, sería maravilloso restaurar su valor como persona, como amigo, porque él era amigo de nosotros».
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