Y en esta caja del tiempo
tengo guardado mi ser:
los días simples de niña
y el esmero de mujer.
La caricia de la fruta;
pulpa jugosa en verano
que llegaba hasta mi casa
como un valioso regalo;
con retobo de rocío
y broche de yerbabuena
la caricia de la fruta
traía la luna llena
Y en esta caja del tiempo
los recuerdos se han guardado
con la impronta de ese día,
de ese sol, de ese verano;
de esas voces, de esas risas,
del apoyo de esas manos;
de esas noches de silencio,
plenilunio soberano.
El destello de esas luces,
los pasos por esas calles,
la alegría, los cantares,
los presagios, los pesares
Y en esta caja del tiempo
tengo guardado un tesoro
que lo torno y lo acaricio
que lo cuido y lo acomodo;
no me cobra por vivir
y no me ocupa lugar
no puede desfallecer,
ni se me puede extraviar;
sólo tengo que pedirle
que no olvide su misión
pues en cada cosa guardada
está puesto el corazón.